En realidad, mi tarta del violín había sido una experiencia estupenda. Observar las caras de la gente cuando la ven antes de degustarla es un placer. Pero aún no había decidido lo de hacer una tarta para cada evento especial y fue en el último momento, la noche anterior al 18º cumpleaños de mi sobrino, cuando decidí hacerle también a él una tarta. Pero como no la había pensado ni tenía entonces la mente abierta a ideas locas, como ahora, le hice un pastel muy normalito con la inicial de su nombre y los años que cumplía, pero no por ello falta de cariño...
Para haber cumplido una edad tan especial, ¡vaya tarta rollo que le hice! ¡ Y el bizcocho seco!! Aún no sabía que debía emborracharlo con un buen almíbar. En cada diseño he ido aprendiendo algo. Dentro de una semana celebramos su cumpleaños, tendré que esmerarme...
¡Encima llevaba lacito!
¡Y lo que me costó hacerlo! ¡Parecen fáciles...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario