Una tarde aburrida de verano les propuse a mis hijas hacer una tarta fondant. Tenía en la nevera desde hacía meses unas chocolatinas especiales (flaked chocolate bars) que me envió mi prima desde Irlanda, pues yo no las encontré por aquí. ¡Suerte que el chocolate tarde tanto en caducar! Son muy originales, pues tienen la apariencia de troncos de árbol o de pedazos de leña. Es la misma prima, aunque tengo más, esta es la única..., que me regaló una Navidad hace tiempo, antes de que yo hiciera mi primera tarta, un precioso libro de tartas fondant que se llamaba " Quick and easy celebration cakes". Me encanta mirar sus fotos de vez en cuando y en más de una ocasión me han ayudado a decidirme por algún modelo. Una de estas tartas era una especie de zoo rodeado de muchos tronquitos de madera a modo de valla, bueno o de arca, como de hecho decía su título en el libro: "El arca de los animales".
Cogimos todos los trozos sueltos de fondant que quedaban en la caja de restos de otras tartas. Lo cierto es que los colores eran feos y bastante poco apropiados para los animales, pero no era cuestión de hacer una tarta perfecta sino de pasar un ratito encantador haciendo animales con ellas. Y empezamos a modelar con ellos los 4 animales que la formaban. Fuimos siguiendo las indicaciones del libro para modelar cada uno de ellos.
Empezamos por el león. Esa melena gris y esa cara roja no eran precisamente tonos muy favorecedores para los pobres leones, reyes de la selva, pero sus Majestades tuvieron que conformarse con este nuevo look y digamos que no salieron del todo mal parados.
Empezamos por el león. Esa melena gris y esa cara roja no eran precisamente tonos muy favorecedores para los pobres leones, reyes de la selva, pero sus Majestades tuvieron que conformarse con este nuevo look y digamos que no salieron del todo mal parados.
Le tocó ahora el turno a los osos. ¡Negros y verdes! Sí que eran originales. Parecían ositos marcianos pero quedaron simpáticos y tiernos. No teníamos útiles apropiados de modelaje pero fue divertido usar materiales caseros: cucharas, tenedores, pajitas, palillos....Con las altas temperaturas del verano y la sequedad del ambiente enseguida se le hacen grietas al fondant y algunos nos salían feos pero ¡y lo que nos reímos por ello!
Aún faltaban los tigres. Tigres verdes con el morro rojo... ni quedaron fieros ni quedaron tiernos... en realidad no sé cómo quedaron... ¿una especie nueva? Le dibujamos los rasgos faciales con el rotulador de tinta negra comestible pero no conseguimos darle calidez alguna, más bien quedaron altivos y muy, muy serios.
Por último, los elefantes. A Clara le gustaba hacerlos y le quedaban bien, así que ella hizo casi todos. ¡Esta vez sí coincidimos en el color! Sorprendentemente los elefantes de la tarta modelo ¡¡eran rosas!! Quizá por eso nos pareció que quedaron mejor que el resto. Fuimos juntando todos en un plato de plástico y sin darnos cuenta, habíamos hecho un magnífico zoo entre las tres. Fue muy entrretenido modelar todos estos animalitos. He de reconocer que cuando se modela es de gran ayuda seguir instrucciones para hacerlo, pues para quienes como a mí no se nos da demasiado bien, nos sirve para ir guiando nuestros pasos, una no puede imaginarse en qué puede convertirse una bola de fondant si sabes cómo darle forma. Eso sí, no sé quién es luego capaz de comerse algo así. El fondant es excesivamente dulce y creo que ni un niño podría comerse la cabeza de uno de estos animales. Ni siquiera Clara, que sé que viene a acompañarme cada vez que empiezo una tarta para comerse en un algún descuido mío, o eso cree ella..., pequeños pellizcos de fondant, especialmente si son de sabores, como el de frambuesa, que es el más rico de todos.
Cortamos entonces las barritas de chocolate, bueno las que iban quedando después de que mis hijas se fueran comiendo algunas de ellas trocito a trocito, y las dispusimos como una cerca alrededor del bizcocho. Cubrimos este de chocolate fundido que nos hiciera la función de pegamento y por fin venía lo más divertido, colocar a los animalitos para dar apariencia de zoo o de arca, como sugería su título. Como habíamos metido una pajita por el cuerpo de cada animal era fácil pincharlas en la tarta...eso parecía. A mis niñas les resultaba imposible hundir los animales en el bizcocho sin mancharse los dedos de chocolate, no sé si era sin querer o... sin querer evitarlo, pues ese chocolate era delicioso. De ese modo, los animales se fueron manchando cada vez más del chocolate de sus dedos y aquella valla de pequeños troncos se tambaleaba cada vez más al paso de sus manos por ella!! Y este fue el resultado final.
Afortunadamente no era para nadie, pues como veis, la tarta entera se inclinaba y el fondant tenía aspecto agrietado y estaba pringado de restos de chocolate. Además esos animales de extraños colores parecían futuristas. Pero aquella tarta fue una delicia, porque la compartí con ellas y nos reímos tanto modelando a estas fieras que sin ninguna duda , durante este ratito, en sus pequeñas manos cobraron vida y puedo asegurar que en algún momento oí rugir a uno de estos leones.