martes, 12 de febrero de 2013

1 - EL VIOLÍN DE MARTA

        Mi primer diseño fue un violín para mi sobrina en su 11º cumpleaños. Ese año se había matriculado en el conservatorio para estudiar 1º de violín. ¡Obtuvo una nota fantástica en las pruebas de admisión! Podía haber elegido piano, pues en función de la nota obtenida eliges instrumento, y haber continuado así la preciosa labor de su abuelo, mi padre, un genial pianista de profesión. Pero las circunstancias hicieron que fuera el violín el instrumento elegido y esta opción tampoco era ajena a nuestra historia.
        Un diseño nada fácil para ser el primero pero la ignorancia es muy atrevida y cuando algo se me mete en la cabeza, no hay quien me pare.
       Vengo de una familia de músicos, de músicos de verdad. Mis abuelos paternos y sus hermanos respectivos, también casados entre ellos, formaron una orquesta profesional que durante muchos años amenizó  las tertulias de salas tan importantes como Barceló, Conga, Rumbo, J´hay, La Parrilla, Balboa y otras tantas de moda en aquellos tiempos que no sé... Mi abuela Celia, a la que llamábamos Lela,  estudió la carrera de violín y su hermana Carmen, la de piano. Se casaron con dos hermanos húngaros que también llevaban la música y las chardas en la sangre, un violinista y un pianista que junto a sus padres y primos también formaban una orquesta en aquel país, del que un día tuvieron que salir para no volver.
       Como veis, la decisión de Marta de empezar a estudiar violín bien merecía un pastel de celebración.
        Amplié una imagen de un violín sacada de internet y me puse manos a la obra. ¡¡¡Tuve que hacer 3 bizcochos!!! Aún no sabía que esa sería la tónica general para el resto de mis tartas... Recortarla, darle forma y pensar en cómo hacer las cuerdas me llevó varias horas... pero, aunque era un pastel lleno de defectos, entre ellos que le puse una cuerda de más, mereció la pena.



        Sé que a Marta le hizo mucha ilusión aquel pastel, que ni siquiera pudo probar debido a su alergia, pero sé que les gustó más a mis hermanas y que las tres pensamos "qué pena que no lo haya podido ver la Lela."


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